Realizar una camina a Huchuy Qosqo no es fácil ya que demanda vigor y tiempo en la aventura, pero bien vale la pena el esfuerzo. El camino más corto es el que sale desde el pueblo de Lamay, ubicado en el "Valle Sagrado", entre Pisaq y Urubamba. Aunque desde allí todo es un ascenso tan duro que más que caminar pareciera que escalas una montaña. También se puede tomar un taxi particular desde el pueblo de Calca, muy cerca de Lamay, y llegar hasta un anexo que está a 10 minutos de las ruinas un aproximado.
Otra alternativa es el camino inca que va a ser el más largo, y por ende algo extenuante, es menos frecuentado y nos permite disfrutar de una mayor variedad de paisajes de la selva ya que te lleva desde los 3,750 metros sobre el nivel del mar hasta los 4,400 metros para terminar en los 3,040 metros, lo que significa cruzar las montañas que hay entre el pueblo de Chincheros y el "Valle Sagrado de los incas".
Para eso hay que tomar desde Cusco los buses privados o particulares que van hacia Urubamba (pero que les lleve por la vía de Chincheros y pedir al "cobrador" del bos de transporte que te deje bajar en el desvío a la comunidad de TAUCA (a unos pocos minutos de Chincheros) adonde se llega luego de una hora de viaje.
Usualmente hay allí algún taxi-colectivo particular que les lleve hasta TAUCA pero en el camino paramos para ver de cerca la inmensa laguna PIURAY (es la fuente de agua de la ciudad del Cusco). En la orilla de enfrente brilla la torre de la iglesia de UMASBAMBA, una de las más antiguas de la zona. Viajas unos 15 minutos hasta Tauca por las afueras del pueblo, adonde el coche ya no avanzaba más por lo empinado de la subida.
Desde aquí empezamos a caminar al inicio del sendero no tiene pendiente y se abre paso en una angosta quebrada. No hay curvas ni cruces de caminos por lo que es imposible perderse hasta que el camino avisó su final en las faldas de unos cerros muy grandes. Era como haberse metido en un callejón sin salida. En los cerros que tenía a mi derecha pude ver a unos arrieros que iban subiendo hacia el primer "abra", trasladaban a lomo de bestia las mochilas de los turistas. Por fin alcancé el "abra" y encontré un par de apachetas. Inicié el descenso por el sendero que se abría a mi izquierda mientras veía abajo una laguna que se llama ESOCOCHA, 15 minutos después llegas al segundo "abra" y ahí encontré un letrerito que señalaba el camino hacia las ruinas. Desde allí la vista era pura miel: una puna interminable, detrás varios picos perpetuamente vestidos de blanco y sobre éstos una densa maraña de nubes que no acababa nunca
Ahora todo era una bajada sin tregua donde se ven algunas flechas pintadas en azul que te guían hacia las ruinas. Descansamos con los arrieros que preparaban el almuerzo para el grupo de turistas para seguir hacia HUCHUY QOSQO, comenzó la caminata pasando por un bosquecillo de puyas aparecieron de la nada unas terrazas en buen estado que se desparramaban por una quebrada. Era mágico sentirme allí observando la naturaleza.
Por fin llegué a un pequeño llano donde encontré un letrero con forma a flecha en la que decía: HUCHUY QOSQO. A mis pies se abrió una magnífica vista: en el fondo yacían, esparcidas sobre un manto de verdor, las ruinas que tanto estaba buscando y mucho más abajo las casas del pueblo de Lamay en medio del siempre hermoso valle de Urubamba.
Bajas y al llegar encontré al guardián para pagar una entrada a HUCHUY QOSQO (3,550 metros) es el más importante centro arqueológico en el valle de Urubamba, después de Ollantaytambo y Pisaq (la virtud de estar un poco al margen del clásico circuito turístico lo que lo hace más especial) a la misma hora en que tienes ese espacio para ir a Pisaq y Ollantaytambo.